¿Qué son las aulas híbridas?

A raíz de la pandemia de coronavirus, los mundos del trabajo y de la educación se trastocaron notablemente: la mengua de la asistencia a oficinas y escuelas se palió con comunicaciones a distancia, videollamadas y aulas virtuales improvisadas como respuesta a la imposibilidad de circular. Sin embargo, con las autorizaciones oficiales que rehabilitaron la circulación a niveles pre pandémicos, la presencialidad no volvió del todo. 

Se denomina mixto o “híbrido” al esquema laboral y educativo resultante de combinar una presencialidad limitada en los lugares de trabajo o estudio, limitados a pocos días en la semana, y a la realización de manera virtual o a distancia de la mayoría de las tareas que usualmente se hacían en persona. Si en el caso laboral la virtualidad se traduce en el home office (el trabajo remoto o desde casa), en el mundo educativo el modelo se aplica en “aulas híbridas”.

Pero en 2022, las aulas híbridas no son la respuesta sistémica a la pandemia, sino que, por el contrario, representan un enorme potencial de desarrollo para estudiantes en la educación superior. Las propuestas pedagógicas que incorporan prácticas híbridas son más exitosas cuando intercalan con éxito espacios de intercambio presencial con eventos y actividades en línea, potenciando ambas modalidades y maximizando lo que cada una de ellas aporta mejor. El potencial de estas aulas radica en su flexibilidad: al permitir a los estudiantes moverse cómodamente entre ambas instancias, el diseño del aula híbrida se acopla con el desarrollo de otras responsabilidades (laborales y de cuidado, por ejemplo) que antes hubieran obstaculizado el estudio.

Grisel El Jaber, coordinadora del Programa Educación a Distancia (PED) de la FLACSO Argentina, destaca la importancia de esta iniciativa: “Las aulas híbridas incluyen principalmente al docente en un contexto institucional con infraestructura adecuada, replicando el mismo formato presencial que venía dictando ese mismo docente previamente. De esta manera, incluye al ya estudiante presencial que no puede trasladarse al espacio presencial institucional”. 

Restará ver de qué manera las universidades y los centros de formación adoptarán progresivamente estos esquemas de enseñanza híbridos, cada vez más demandados por el estudiantado, en función de su practicidad, conveniencia y posibilidad de inclusión.